Los niños sensibles captan más datos sensoriales de su entorno que los demás niños. Los pequeños muy sensibles captan pequeños sonidos, olores y matices en los dibujos y la arquitectura que otros niños pasan por alto. Puede que determinados platos les parezcan demasiado sabrosos o que sean alérgicos a ciertos tejidos.
A continuación se exponen algunas características comunes de los niños sensibles:
- Son más minuciosos en el procesamiento de la información. Esta vida interior rica y altamente reflexiva alimenta su creatividad y perspicacia.
- Tienen un gran sentido de la empatía hacia los demás. Los niños muy sensibles absorben las emociones de su entorno y comparten sus altibajos.
- Se excitan rápidamente hasta la extenuación. Los niños sensibles se cansan más deprisa que los demás y necesitan más tiempo de descanso o tranquilidad.
- Son propensos a las rabietas y las crisis, que suelen desencadenarse por una sobrecarga informativa o emocional. Para los niños sensibles, situaciones que deberían ser agradables -como un parque infantil cubierto, una fiesta de cumpleaños o un día en un parque de atracciones- pueden convertirse rápidamente en una pesadilla.
Reconozca su sensibilidad.
No intente cambiar el temperamento de su hijo si es sensible. En lugar de ver a tu hijo como "gruñón y quejica", céntrate en sus cualidades y habilidades. Reconoce que algo que puede ser sencillo para otro niño puede ser un verdadero reto para un niño sensible.
En lugar de impedir que los niños tengan emociones fuertes, céntrate en enseñarles a gestionarlas de una manera socialmente aceptable. Cuando esté enfadado con su hijo y desee que sea menos sensible, recuerde que su sensibilidad es con frecuencia lo que les hace ser muy comprensivos y amables con los demás.
Esté atento a las crisis.
¿Su hijo está bien durante el día pero se desmorona al llegar a casa? Como son conscientes de lo que los demás esperan de ellos, algunos niños muy sensibles actúan correctamente en el colegio y en público, pero se desatan cuando vuelven a su zona segura.
Permita que sus acciones revelen lo que puede estar generando tensión, preocupación o sobreestimulación fuera de casa.
Establece zonas seguras y límites.
Más vale prevenir que curar cuando se trata de niños sensibles, que asimilan más información de su entorno y son más receptivos a ella. En el caso de los bebés, esto puede implicar mantener su zona de descanso lo más silenciosa posible.
Crear periodos de tranquilidad para los niños mayores después de actividades activas y atractivas. Ayúdales a establecer límites que les permitan procesar con seguridad las emociones difíciles.
Levántalos.
Puede que familiares y conocidos te hayan aconsejado "endurecerlos". De hecho, esto no funciona. Tratar con excesiva dureza a un niño sensible tiene el efecto contrario. Les destroza, les hace dudar de sus juicios, les hace demasiado sensibles a las críticas y puede provocarles ansiedad o depresión.
Formar un grupo de amigos que les apoyen.
Los amigos que valoran a su hijo serán muy apreciados por ellos. Como son personas compasivas por naturaleza, no buscan charlas cortas con conocidos de paso. Su depósito se llenará de conexiones profundas y significativas.